Mary Shelley

Mary Shelley (1797-1851), nacida como Mary Wollstonecraft Godwin, fue una de las escritoras más influyentes y complejas de la literatura del siglo XIX, cuya vida estuvo marcada por una serie de tragedias personales, pero también por una profunda reflexión filosófica, social y literaria. Su legado va mucho más allá de su obra más conocida, Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), y su vida estuvo llena de eventos que influyeron profundamente en la naturaleza de su escritura. En este relato extenso, exploraremos en detalle su familia, su formación intelectual, su relación con Percy Bysshe Shelley, la génesis de Frankenstein, las tragedias personales que marcaron su vida, y su posterior contribución a la literatura y el pensamiento.

Primeros años: una vida marcada por la tragedia

Mary Shelley nació en Londres el 30 de agosto de 1797, en un entorno intelectual y radical. Fue hija de dos pensadores profundamente influyentes de la época: la filósofa y escritora feminista Mary Wollstonecraft y el filósofo y escritor político William Godwin. Mary Wollstonecraft fue autora de uno de los textos más importantes del feminismo, Vindicación de los derechos de la mujer (1792), en el que abogaba por la educación y la igualdad de las mujeres en una sociedad patriarcal. Desafortunadamente, Mary no tuvo la oportunidad de conocer a su madre, ya que Wollstonecraft murió pocos días después de dar a luz. Este hecho dejó una marca indeleble en Mary, quien, aunque rodeada de una brillante educación intelectual, creció en un hogar marcado por la ausencia de la figura materna.

El padre de Mary, William Godwin, fue uno de los filósofos más importantes de su tiempo. Su obra más influyente, Enquiry concerning Political Justice (1793), defendía ideas anarquistas y una profunda crítica a las instituciones establecidas, como la monarquía, la iglesia y las estructuras sociales tradicionales. En su hogar, Mary estuvo rodeada de figuras literarias y políticas radicales que discutían temas filosóficos y políticos. Esto tuvo una influencia decisiva en su educación y la formación de sus ideas, que estarían profundamente marcadas por una visión crítica de la sociedad, la política y las instituciones.

A pesar de este entorno intelectual privilegiado, la vida de Mary Shelley estuvo marcada por la pérdida y el sufrimiento. La muerte prematura de su madre y las dificultades económicas de su padre la hicieron sentir una profunda soledad y una incomodidad en su entorno social, lo que reflejaría más tarde en sus obras, especialmente en Frankenstein, donde la soledad, el abandono y el rechazo son temas recurrentes.

La relación con Percy Bysshe Shelley: amor, desafío y transgresión

En 1814, cuando Mary tenía 16 años, comenzó una relación con el poeta Percy Bysshe Shelley, quien ya estaba casado con Harriet Westbrook. La relación entre Percy y Mary fue escandalosa tanto por la diferencia de edad como por el hecho de que Percy estaba casado en ese momento. La pareja se escapó a Francia en 1814, y mientras viajaban, Mary sufrió la pérdida de su primera hija, Clara, en 1815. Esta fue una de las primeras de varias tragedias personales que marcarían la vida de Mary.

A pesar de la tensión constante entre las expectativas sociales y las convicciones personales de Mary y Percy, su relación fue en gran medida una fuente de inspiración intelectual para ambos. Percy, a pesar de su brillantez poética, era emocionalmente inestable y tenía problemas financieros que afectaban profundamente la vida de Mary. Sin embargo, fue un vínculo de profundo amor intelectual y una relación en la que compartían sus ideas radicales sobre la política, la ciencia y la filosofía.

Mary y Percy se enfrentaron también a la desaprobación de la sociedad, pero siguieron adelante con su relación y sus escritos. Vivieron en un ambiente extremadamente precario y enfrentaron múltiples dificultades económicas, lo que obligó a Mary a comenzar a escribir como una forma de sostenerse económicamente.

El Verano de 1816 y la génesis de Frankenstein

El año de 1816 es uno de los más importantes en la vida de Mary Shelley, ya que fue durante ese verano que escribió Frankenstein. La pareja pasó ese verano en la Villa Diodati, cerca del Lago de Ginebra en Suiza, junto con su amigo Lord Byron y el médico John Polidori. El clima, debido a la erupción del volcán Tambora en 1815, provocó el llamado "año sin verano", en el que las temperaturas globales cayeron y las tormentas continuaron durante semanas. Esta atmósfera sombría y opresiva, sumada a las largas noches de lluvia, inspiró a los miembros del grupo a escribir historias de terror.

Lord Byron sugirió que cada uno de ellos escribiera un relato de terror, y fue en este contexto que Mary Shelley concibió la idea de Frankenstein. Según las fuentes, la idea surgió de un sueño que Mary tuvo, en el que vio a un hombre que, en un intento por superar los límites de la naturaleza humana, creó una criatura de partes humanas muertas, solo para abandonarla. A través de este sueño, Mary comenzó a desarrollar los temas que más tarde definirían su novela: la creación, la responsabilidad, la soledad y la lucha por la aceptación.

La novela fue publicada en 1818, cuando Mary tenía solo 20 años, y su impacto fue inmediato. A pesar de que al principio se publicó de manera anónima, con la autoría atribuida a "una mujer", la crítica pronto comenzó a reconocer la originalidad de la obra. Frankenstein se convirtió en una de las primeras y más influyentes novelas de ciencia ficción, y es vista como una reflexión profunda sobre las consecuencias éticas y filosóficas de la ciencia y la creación. Los temas de la responsabilidad, la ambición desmedida, el aislamiento y la desesperación de la criatura siguen siendo de relevancia universal.


La tragedia de Percy y el impacto emocional de la muerte

En 1822, Percy Bysshe Shelley murió trágicamente en un naufragio en el mar de Liguria, dejando a Mary devastada. A pesar de los momentos de tensión emocional y financiera en su relación, la muerte de Percy representó un profundo golpe para Mary. Sin embargo, a lo largo de los años siguientes, Mary no se dio por vencida y siguió escribiendo y publicando. La muerte de Percy dejó una carga emocional, pero también un legado que Mary intentó preservar a través de la biografía de su esposo, publicada en 1839.

Otras obras literarias y contribuciones

Tras la muerte de Percy, Mary Shelley escribió varias otras obras que exploraban temas similares a los que abordó en Frankenstein. Una de sus novelas más notables fue El último hombre (1826), una obra distópica sobre el fin de la humanidad a causa de una plaga, que se considera una de las primeras novelas post-apocalípticas. A través de esta obra, Mary reflexionó sobre el destino de la humanidad, la naturaleza de la muerte y la soledad existencial.

Además de sus novelas, Mary escribió varios relatos cortos, ensayos y artículos sobre temas literarios, filosóficos y científicos, manteniendo su vida intelectual activa a pesar de las tragedias que había experimentado. También dedicó tiempo a educar a su único hijo superviviente, Percy Florence Shelley, quien se convertiría en un defensor del legado de su madre y su padre.

El legado literario de Mary Shelley

A lo largo del siglo XIX y XX, el reconocimiento de la figura de Mary Shelley creció significativamente. Frankenstein pasó de ser considerada una obra menor de la literatura gótica a convertirse en uno de los pilares de la literatura moderna y de la ciencia ficción. La figura del "monstruo" de Frankenstein se convirtió en un arquetipo cultural, que representaba no solo el miedo al conocimiento y al poder desmesurado de la ciencia, sino también la angustia existencial, la marginalización y el rechazo social.

En la actualidad, Mary Shelley es vista como una de las precursoras de la literatura feminista, aunque su obra no siempre fue considerada dentro de este marco en sus primeros años. En su vida, luchó contra las convenciones sociales, las limitaciones impuestas a las mujeres y las dificultades económicas, pero nunca dejó de escribir ni de desafiar las expectativas de su tiempo. A través de sus textos, Mary Shelley no solo exploró los límites de la ciencia y la moralidad, sino que también reflexionó profundamente sobre la condición humana y los conflictos internos que definen la vida.

Mary Shelley murió el 1 de febrero de 1851 a los 53 años, dejando un legado literario que ha perdurado por más de dos siglos. Hoy, su obra sigue siendo estudiada, interpretada y reinterpretada, no solo en el contexto literario, sino también en debates filosóficos y éticos sobre la ciencia, la creación, la ética y la responsabilidad. Su vida y su trabajo continúan siendo fuente de inspiración y reflexión para lectores, estudiosos y artistas de todo el mundo.



















Frankenstein o el moderno Prometeo, publicada en 1818, es una de las novelas más influyentes en la literatura mundial. La obra de Mary Shelley ha trascendido más allá de su origen literario para convertirse en un símbolo cultural profundo que plantea preguntas sobre la humanidad, la ciencia, el conocimiento, el poder y las consecuencias de traspasar los límites de la naturaleza. A continuación, se ofrecerá un análisis más detallado y extenso de la novela, ahondando en sus temas, personajes, estructura, simbolismo y su impacto cultural.

Contexto Histórico y Literario

La historia de Frankenstein surge en un contexto histórico profundamente significativo. La novela fue escrita en 1816, durante un verano inusualmente frío, el llamado "Año sin Verano", provocado por la erupción del volcán Tambora en Indonesia. Esto tuvo un impacto global en el clima, lo que resultó en un verano lluvioso y sombrío en Europa. Mary Shelley, su esposo Percy Bysshe Shelley y su amigo Lord Byron pasaron este verano en una villa cerca del Lago de Ginebra, en Suiza. Durante ese tiempo, la familia Shelley y Byron compartieron una serie de veladas literarias en las que se retaron a escribir historias de terror. Fue en este contexto que Mary concibió la idea de Frankenstein.

La Revolución Industrial también estaba en su apogeo, lo que supuso un cambio radical en la ciencia, la tecnología y la sociedad. Se estaba comenzando a vislumbrar el impacto de los avances científicos y tecnológicos en la vida humana, y, como parte de este panorama, las preocupaciones sobre el control y el abuso del poder científico se encontraban en la mente de muchos pensadores y escritores de la época. La novela de Shelley refleja estas inquietudes, cuestionando las consecuencias de la arrogancia humana al desafiar los límites establecidos por la naturaleza.

Además, la novela se inscribe en una tradición literaria más amplia, que incluye la literatura gótica. Este género, que floreció a finales del siglo XVIII y principios del XIX, es conocido por sus atmósferas oscuras y su exploración de la psicología humana, el mal, lo sobrenatural y la transgresión. Frankenstein se ajusta a muchos de los elementos de la novela gótica, pero al mismo tiempo trasciende las convenciones del género al incorporar una crítica a la ciencia y la ética de la creación.

Estructura y Estilo Narrativo

La novela está estructurada en forma de una serie de cartas escritas por el capitán Robert Walton a su hermana, Margaret Saville, quien vive en Inglaterra. Walton, un explorador, se encuentra en el Ártico en busca de un pasaje hacia el norte y, mientras realiza su expedición, se encuentra con un hombre exhausto y atormentado que resulta ser Victor Frankenstein. Walton, interesado en la historia de Frankenstein, lo cuida y lo escucha mientras este le relata su vida. La historia de Frankenstein es narrada por él mismo, quien relata su caída desde la ambición científica hasta la tragedia personal.

Este estilo epistolar —en el que las cartas de Walton funcionan como un marco para la narrativa principal— proporciona una estructura enmarcada que da un tono de "relato dentro de un relato". Esta estructura también permite a Shelley explorar la historia desde diferentes puntos de vista: el de Walton, el de Frankenstein y el de la criatura, lo que ofrece una comprensión multidimensional de los eventos.

El estilo de Shelley es también notablemente introspectivo y reflexivo. La novela se mueve entre las emociones intensas de los personajes, sus pensamientos más profundos y sus pasiones, lo que le otorga una calidad psicológica rica y compleja. Mary Shelley aborda el tema de la naturaleza humana con una visión que no se limita a la acción externa, sino que explora lo que se desarrolla en el interior de los personajes, sus motivaciones, luchas y dilemas éticos.

Los Temas Fundamentales de la Novela

  1. La Creación y sus Consecuencias Uno de los temas centrales de Frankenstein es la creación y sus consecuencias. La novela no solo trata de la creación de vida, sino también de los efectos que esta creación tiene en el creador y en la propia criatura. Victor Frankenstein, en su búsqueda por desentrañar los misterios de la vida, crea a la criatura con la esperanza de trascender los límites humanos. Sin embargo, su fracaso al asumir la responsabilidad de su creación resulta en tragedia.

    Shelley profundiza en la cuestión de si es moralmente correcto intentar "jugar a ser Dios". Victor, al crear la vida, no toma en cuenta las implicaciones éticas ni las responsabilidades que conlleva, lo que lleva a la criatura a la desesperación y al odio. La novela subraya que el acto de crear no es solo un acto científico, sino también un acto moral, y que el creador debe asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus actos.

  2. El Desafío a los Límites de la Naturaleza La novela se relaciona directamente con el mito de Prometeo, quien en la mitología griega robó el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos, desafiando las leyes divinas. Victor Frankenstein, al igual que Prometeo, desafía los límites establecidos por la naturaleza, buscando un poder que trascienda las leyes naturales. En su caso, el "fuego" es la capacidad de dar vida a la materia inanimada. Sin embargo, al igual que Prometeo, su desafío resulta en una condena. Prometeo fue castigado por los dioses, y en la novela, Victor paga el precio de su transgresión con la pérdida de su familia, su salud y, finalmente, su vida.

    La criatura, al igual que el fuego robado por Prometeo, es una fuerza destructiva que escapa del control de su creador. El deseo de Frankenstein por desbordar los límites de la naturaleza lo convierte en un hombre atrapado entre la ciencia y la moralidad, incapaz de prever las consecuencias de sus acciones.

  3. La alienación y el rechazo Social La alienación es otro tema crucial en Frankenstein. Tanto Victor Frankenstein como la criatura experimentan un aislamiento y rechazo profundos. Victor, en su obsesión por la creación, se aísla de su familia, amigos y sociedad, lo que lo lleva a una desesperación creciente. La criatura, por su parte, está condenada al rechazo debido a su apariencia monstruosa. Al no encontrar ningún lugar en la sociedad, se ve impulsada por la soledad y el dolor a buscar venganza contra su creador.

    A través de la criatura, Mary Shelley plantea una crítica sobre los efectos destructivos del rechazo social. La criatura, aunque inicialmente inofensiva, se convierte en un ser lleno de odio porque no es aceptada por la sociedad. Este tema refleja las tensiones de la época de Shelley, cuando las clases sociales y las normas de conducta eran rígidas, y cualquier desviación era castigada con la exclusión.

  4. El Poder de la Ciencia y la Ambición Desmedida Frankenstein ofrece una reflexión crítica sobre el papel de la ciencia en la vida humana. A lo largo de la novela, Mary Shelley muestra cómo la ambición científica de Victor lo lleva a actuar sin considerar las consecuencias de sus experimentos. Victor se obsesiona con la idea de desafiar la muerte, de dominar la vida, pero no contempla las implicaciones éticas o las responsabilidades inherentes a tales actos. La obra ofrece una advertencia sobre los peligros de una ciencia que se persigue sin moralidad, lo que da lugar a una visión inquietante del futuro de la ciencia en manos irresponsables.

  5. La Responsabilidad de la Creación A lo largo de la novela, la falta de responsabilidad de Victor hacia su creación es un punto crucial. Cuando la criatura cobra vida, Victor se horroriza y huye, abandonándola a su suerte. La criatura, incapaz de entender por qué es rechazada y temida, se ve obligada a enfrentarse a un mundo cruel y hostil sin ningún tipo de orientación ni apoyo. La novela resalta cómo el creador debe asumir la responsabilidad de sus actos y sus creaciones, y la falta de esta responsabilidad conduce al sufrimiento tanto del creador como de la creado.

  6. El Dilema de la Identidad Otro aspecto fascinante de la novela es el tema de la identidad, tanto de la criatura como de su creador. La criatura, a pesar de ser un ser consciente y capaz de aprender, lucha con su identidad debido al rechazo que enfrenta. Desde su creación, es vista como un monstruo, sin que nadie considere su capacidad para razonar o su humanidad interior. Por otro lado, Victor también sufre una crisis de identidad, ya que su vida y su sentido de propósito están profundamente definidos por su ambición científica, lo que lo lleva a una destrucción total.

Personajes Principales

  1. Victor Frankenstein Victor es un personaje complejo que, en muchos aspectos, personifica las pasiones humanas llevadas al extremo. Su afán por desafiar los límites de la naturaleza y crear vida lo hace un héroe trágico. Es un hombre brillante y dedicado, pero su arrogancia y su falta de responsabilidad lo llevan a la perdición. Es un hombre marcado por la culpa y el remordimiento, y su historia es un testimonio de los peligros de una ambición desmedida.

  2. La criatura A pesar de ser conocida comúnmente como "el monstruo de Frankenstein", la criatura es, en muchos aspectos, el verdadero protagonista de la novela. Es un ser que, aunque inicialmente inofensivo y en busca de afecto y aceptación, se convierte en una figura trágica y vengativa debido a la soledad y el rechazo. A través de la criatura, Shelley aborda cuestiones de la humanidad, la moralidad y el poder de la apariencia física sobre la aceptación social.

  3. Robert Walton Aunque es un personaje secundario, el capitán Robert Walton juega un papel crucial al ofrecer la estructura narrativa de la novela. Walton, al igual que Frankenstein, busca la gloria a través de sus esfuerzos científicos y personales, y su historia refleja la obsesión humana por el conocimiento y el progreso, a menudo sin tener en cuenta las consecuencias. Walton se convierte en un reflejo de la misma ambición peligrosa que Victor.

Impacto Cultural y Legado

El impacto cultural de Frankenstein ha sido vasto y profundo. A lo largo del tiempo, el "monstruo de Frankenstein" ha llegado a simbolizar muchos de los temores humanos más profundos sobre la ciencia, la ética y la naturaleza humana. La figura de la criatura ha sido adaptada una y otra vez en el cine, la televisión, el teatro y la literatura, convirtiéndose en un icono cultural que explora la complejidad de la creación, la moralidad y el sufrimiento.

Sin embargo, las adaptaciones cinematográficas y teatrales a menudo han simplificado el mensaje de la novela, enfocándose en la figura del monstruo sin explorar la profundidad filosófica de la obra original. A pesar de esto, el legado de Frankenstein como una advertencia sobre el poder de la ciencia, la responsabilidad de la creación y la alienación sigue siendo muy relevante en el debate contemporáneo sobre los límites de la biotecnología, la inteligencia artificial y otras áreas de la ciencia avanzada.

En la actualidad, Frankenstein sigue siendo una obra clave en la literatura mundial, que invita a reflexionar sobre el poder, la ética y los riesgos del conocimiento y la creación. La obra no solo permanece como un clásico literario, sino también como un profundo análisis sobre la condición humana, nuestras aspiraciones y las consecuencias de nuestras acciones.


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